sábado, 15 de setembro de 2012

La cordura del Loquito


 Nuez continúa siendo un artista con alta productividad. Foto: Ángela Oramas

Jocoso y vital, René de la Nuez arribó a los 75 años. Trabajos no vistos de su yo íntimo y… ¡sin humor!, pueden verse en la exposición con que se reconoce al artista. La caricatura, otra forma de hacer periodismo

Marina Menéndez Quintero
15 de Septiembre del 2012 18:44:36 CDT

«Estoy sorprendido». Ese fue el comentario, entre amigos, de René de la Nuez, cuando ya se habían ido la mayoría de los muchos asistentes y solo quedaban unos pocos en los umbrales de la sala Wifredo Lam, donde acababa de inaugurarse la más reciente de sus exposiciones.

Modesto como siempre, quizá le pareciera que acudieron más admiradores de lo esperado a la apertura de Nuez 75, una iniciativa del Consejo Nacional de las Artes Plásticas del Ministerio de Cultura para homenajearlo, al arribar el artista a sus tres cuartos de siglo.

Aunque después aclare con una sonrisa que eso es «solo en las caricaturas», asegura sentirse el mismo muchacho que a los 17 años publicó su primer dibujo en el diario Zig Zag, y no únicamente porque lo siga acompañando el buen sentido del humor. Hoy es igual de exigente, y suman muchas las hojas de papel que continúa rompiendo si siente que la caricatura no le ha quedado como debiera.

Pero antes de llegar a Zig Zag ya tenía alguna experiencia. Había hecho las portadas, tiradas en mimeógrafo, de la publicación estudiantil clandestina donde colaboraba en su natal San Antonio de los Baños (entonces todavía no pertenecía al M-26 de Julio), hasta que la dictadura de Fulgencio Batista la cerró. Entonces se vio obligado a partir a la playa de Baracoa, donde está la pequeña casa que Pucha, su compañera, heredó de su familia pescadora. Allí sigue estando el refugio de ambos hasta ahora.

Pero el secreto de que llegue tan lúcido, vital y jocoso a este redondo cumpleaños tal vez sea ese que sugiere su personaje de más arraigo, desde la obra que abre la exposición: ¡La moringa!

Sorteando increíblemente el paso del tiempo, el Loquito todavía identifica a Nuez, incluso, ante un público joven que no lo conoció, ni vivió los años en que fue creado.

¿Cómo es posible que un personaje que nació para fustigar, desde su supuesta locura, a la dictadura de Fulgencio Batista, siguiera siendo útil después que los rebeldes derrotaron a la tiranía, y resista el transcurso de los años hasta hoy?
 

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